Si al amor
conyugal
Prologo de “el amor inteligente”
De Enrique Rojas
El
amor debe ser el primer argumento de la vida. Casi todo lo bueno y lo malo de
la existencia humana, se vertebra en torno a los aciertos y a los errores en el
amor comprometido. Equivocarse en las expectativas de la relación conyugal es
grave y produce unos efectos que se alargan en el tiempo. Las expectativas son
ideas previas, esperanzas, ilusiones, sobre lo que se entiende a nivel general
que debe ser este tema.
Aquí
cuenta desde la información que hemos ido recibiendo desde jóvenes, la
educación sentimental, los referentes familiares, las circunstancias
personales, nuestro estilo de vida, las ideas y creencias que se han ido
hospedando en nosotros. Todo ello forma el subsuelo en donde nos apoyamos.
Lo
que es evidente es que amor y trabajo, afectividad y profesión constituyen los
dos ejes decisivos sobre los que se consolida el ser humano.
Leemos
estos días en la prensa el aumento del número de rupturas de pareja y
divorcios. Quiero
llamar la atención sobre 5 errores frecuentes que se producen en los que se
embarcan en la vida en pareja. Quiero poner sobre el tapete cinco avisos para
navegantes: Pues
bien, ¿cuáles serían esos errores mas frecuentes hoy en el manejo
indiscriminado de la palabra amor?
Hacer
del amor algo divino Esto conduce a hacer del amor tal elogio, alzaprimarlo
tanto que nos deslumbre y pensemos que las cosas han de ser siempre así. En el
amor inteligente hay una visión inmediata y otra mediata, una próxima y otra lejana;
en el primero la mirada se concentra en el aquí y ahora , y en el segundo en el
allíalláallende.
En
la divinización del amor entramos en un mundo mágico y excepcional que es la
poesía. Que nos ofrece solo una parcela de la realidad sentimental, la mejor. Aquella
menos difícil y más desproblematizada.
Lope
de Vega en su célebre soneto Varios efectos del amor lo termina resumiendo así:
"beber veneno por licor/olvidar el provecho, amar el daño/creer que un
cielo en un infierno cabe/dar la vida y el alma a un desengaño:/esto es amor.
Quien lo probó lo sabe". Y un siglo antes, en el XV, Juan de la Encina en
uno de sus villancicos nos dice:"No te tardes, que me muero, carcelero.
/Sácame de esta cadena/ que recibo muy gran pena/pues tu tardar me condena/carcelero".
El gran poeta romántico Bécquer nos pone delante del enamoramiento y nos
deslumbra con sus certeros dardos expresivos, al ofrecernos lo mejor de si
mismo.
Con
la esfinge de la palabra amor se acuñan muchas monedas falsas. Uno se
emborracha de ella y puede perder incluso la cabeza Amar a alguien. Amar a
alguien es decirle tu estarás siempre conmigo e intentaré darte lo mejor que
tengo. Luchare por ello. Me esforzare. Pero sabiendo que mantener ese fuego
encendido depende de que se vaya alimentando a base de cosas pequeñas, diarias,
menudas, que le dan esas llamas permanentes El amor es divino y es humano, el
amor es espiritual y terrenal. Tener una concepción correcta evita muchas
andaduras negativas...
2
Hacer de la otra persona un absoluto Sería como una prolongación del concepto
de cristalización que describió Stendhal, pero con algo más de fundamento.
Decía
este autor francés que enamorarse es idealizar al otro, con todo lo que ello
significa.
El
príncipe azul no existe, existe desde fuera, desde los aledaños de la
convivencia .
Pero
no existe desde dentro: nadie es un gran señor para su mayordomo Aquí se
mantiene al otro en una posición excesivamente elevada, lo que lleva a ponerlo
en un pedestal psicológico. En la convivencia diaria, la visión que se va a ir
que se va a ir teniendo de él es milimétrica, codo a codo, hay mil y una
ocasiones de que esta imagen superlativa caiga y se desplome. No de un día para
otro, sino de forma gradual. El otro, de cerca, pasa de ser absoluto a ser
relativo, de magnificar sus capacidades positivas a verlas con un cierto
espíritu critico. Por eso para mantenerse enamorado hay dos cosas esenciales,
seguir admirando al otro y mantener un buen nivel de comunicación Pero es una
seria equivocación no ver los defectos de esa otra persona y saberlos aceptar
como condición sine quanom de lo que es el ser humano. Eso es tener los pies en
la tierra.
Hoy
tenemos mucha información respecto a las rupturas de pareja en medio mundo, lo
que esta llevando a un miedo enorme al compromiso conyugal, al ver los datos de
la realidad sobre la mesa. La inteligencia es capacidad de síntesis. También es
tener esquemas mentales, que nos ponen en la realidad.
El
verdadero amor consiste en luchar por sacar lo mejor de la otra persona (por
supuesto lo mejor de uno mismo). Tener el arte, la gracia y el oficio de que lo
más positivo que el otro tiene salga en la vida ordinaria.
En
nuestra cultura el hombre se enamora por la vista y la mujer por el oído. Al
principio, en el enamoramiento casi todo se mueve en el juego de las
apariencias.
Después
de los primeros lances va apareciendo la verdad de cada uno. Conocer al otro en
sus cosas positivas y negativas es tener un buen equilibrio psicológico
Es
un fallo bastante generalizado pensar que solo con estar enamorado es
suficiente para que el amor funcione. Es ese el principio, el empujón que pone
en marcha toda la maquinaria psicológica de los sentimientos y que los
comienzos tienen una enorme fuerza. Pero eso tiene validez solo al principio.
El amor es como un fuego que hay que alimentarlo día a día. Si no se apaga. Hay
que nutrirlo de cosas pequeñas, en apariencia poco relevantes pero que están en
la falda de lo diario. Cuando se descuidan, antes o después, esa relación se va
enfriando y acaba por llevarse las mejores intenciones.
Dicen
los economistas, que en los negocios hay que estar muy pendiente de los más
mínimos detalles, para que no se den sorpresas. Cuidar los detalles pequeños es
amor inteligente. La afectividad se parece también a un negocio, en el que la
cuenta de resultados es subjetiva y se mide por unos termómetros privados que
nos dicen si el tema va bien o uno se desvía de la ruta.
En
el hombre light, todo esta centrado en lo material: dinero, éxito, poder,
triunfo. Dicho
de forma más académica: hedonismo, consumismo, permisividad y relativismo.
Placer
por encima de todo, acumular, darlo todo por válido si a uno le apetece y tener
una visión de la realidad tan amplia que se borran los límites geográficos
entre lo bueno y
lo malo, lo correcto y lo incorrecto.... Con esos presupuestos es muy difícil
mantener una relación sentimental estable, salvo que la otra persona sea capaz
de doblegarse, desaparecer psicológicamente y someterse a fondo. Pero eso no es
matrimonio, ni relación conyugal, ni vida de pareja. Eso es otra cosa.
La
inteligencia afectiva nos lleva a saber plantear lo que son los sentimientos
compartidos y a buscar soluciones. Anticiparse y resolver. Prever y solventar.
Facultad para dominarse a si mismo e ir entendiendo la geografía sentimental en
su diversidad. Mapa
del viaje exploratorio hacia la arqueología afectiva, espacio donde radica lo
más humano del hombre. Desde esos parajes, uno debe esmerarse en concretar
planos y aristas y territorios a modificar, enmendar y rehacer lo que no va
como es debido.
La
vida conyugal necesita ser aprendida Es de una gran inmadurez pensar que una
vez que dos personas deciden compartir su vida, todo irá circulando más o menos
bien, por el solo hecho de la decisión recíproca de estar el uno de acuerdo con
el otro. Se necesita un consenso sobre lo básico bien hilvanado. La
convivencia es un trabajo costoso de comprensión y generosidad constantes, en
donde no se puede bajar la guardia. Para mi no hay nada tan complejo como esto.
Tiene muchos ángulos y vertientes. Sus lenguajes son físicos, sexuales,
afectivos, intelectuales, económicos, sociales, culturales, espirituales. La
integración de todos esos engranajes, su acoplamiento y el que las piezas
rueden con cierta fluidez, es una operación en donde hay que poner los mejore
esfuerzos. Tarda uno mucho tiempo en entenderse con otra persona. La madurez
conyugal es serenidad y benevolencia. Pero esa madurez necesita tanto de la
pasión como de la paciencia.
En
la psicología del aprendizaje hay todo un conjunto de reglas que se van a ir
cumpliendo para que esa información se archive en la mente y de lugar a
respuestas eficaces y certeras, que solucionen conflictos y apacigüen
problemas. La inteligencia y la voluntad deben estar aquí especialmente
presentes. La primera como ilustración, perspicacia, percepción integradora,
lucidez reflexiva, vivacidad que mueve a la experiencia y la trae a primer
plano para aportar soluciones operativas. La segunda, la voluntad, no es otra
cosa que la herramienta para luchar deportivamente por vencernos en pequeñas
escaramuzas, en batallas afanosas donde se pone el acento en puntos de mira
concretos, específicos, en donde el empeño insiste para superar el capricho y
el antojo del momento. La inteligencia y la voluntad potencia la libertad y
aseguran la diana de los propósitos Una muestra pequeña de ello: compartir
cosas positivas juntos, evitar la incontinencia verbal negativa (decirle cosas
fuertes y negativas al otro, siendo demasiado directo) , controlar el no sacar
la lista de agravios del pasado (la colección de atranques y roces de atrás)
Capacidad para perdonar (no hay autentico perdón sin esfuerzo para olvidar);
evitar discusiones innecesarias (rara vez de la discusión sale la verdad,
porque hay mas desahogo y querer ganarle al otro en la contienda); Evitar malos
entendidos, que a veces están a la vuelta de la esquina.
Algunas
personas tienen muy pocas habilidades en la comunicación conyugal y necesitan
adquirir recursos psicológicos en esa área. Las expectativas demasiado
idealistas, ignoran la importancia de estos aspectos. Luego vendrá la vida con
sus exámenes y esas asignaturas no preparadas no pueden ser superadas. Ahí se
va a establecer una reciprocidad positiva, una especie de círculo de
satisfacciones bilaterales.
Intercambio
de conexiones y vínculos que hacen mas fácil y agradable la vida del otro. Nadie
puede dudar que esto se aprenda. No es posible que uno se embarque en una
relación y todo funcione por una especie de automatismo innato. Verlo así
implicaría un error de base que se pagaría muy caro a la larga. Porque no hay
que perder de vista que en la gran mayoría de los casos, los motivos desencadenantes
de un conflicto o de una tensión suelen ser fútiles, irrelevantes, nimios,
detalles de poca importancia que se acumulan a otros cansancios o frustraciones
y producen reacciones de irritabilidad y/o descontrol. .
Otra
equivocación muy reiterada consiste en desconocer que a lo largo de cualquier
relación conyugal, por estable y positiva que sea, han de darse algunas crisis psicológicas,
por estable y positiva que esta sea. Unas serán fisiológicas o normales, es
decir, que son tránsitos necesarios, inevitables, por donde hay que pasar sin
más remedio forman parte de lo que es la condición humana, en lo que atañe a la
comunicación y convivencia. Otras, relativamente fisiológicas, suceden con
etapas propias del paso de los años, el crecimiento de los hijos, el paso de
las generaciones, las alternativas psicológicas, familiares y económicas....
unas y otras deben ser superadas sin dificultad, salvo que la pareja no
encuentra mínimos apoyos en su cercanía o se produzca la intervención
desafortunada de algunos miembros de la familia, que con escasa fortuna
psicológica hacen daño y su labor tiene un efecto contraproducente.
No hay felicidad sin amor y no
hay amor sin renuncias. El amor entre dos personas es alquimia y complicidad y
estar pendiente del otro. Para estar bien con alguien hace falta primero estar
bien con uno mismo. La cultura sentimental es necesaria para alzarnos sobre la
mediocridad del entorno. Por ahí nos acercamos a la vida lograda. Suma y
compendio de la vida autentica. Si no puedo cambiar el pasado si puedo dirigir
el futuro.
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